sábado, 18 de noviembre de 2017

Entrevista con Mr. Simpatía

Ya sé que hace mucho que no escribo en este blog. 

Pues voy a intentar remediarlo porque pese a que, SÍ, POR FIN, GRACIAS A LA DIOSA FORTUNA Y A NO HABER PERECIDO EN EL INTENTO, he encontrado un buen trabajo, creo que este mundo en el que vivimos da mucho para escribir, tanto sobre temas laborales como de otra índole. 

Hoy en particular voy a escribir sobre un tema laboral, para ser más exactos, sobre entrevistadores de trabajo cretinos, que, como ya sabrán los que de vez en cuando se meten por aquí, es uno de mis puntos de presión (me gusta esta expresión: la utiliza mucho el Sherlock de Bennedict Cumberbatch). 

Hasta Sherlock tiene los suyos


Resulta que hace ya seis años tuve la mala suerte de sufrir una de las entrevistas de trabajo más infames que he tenido la mala suerte de sufrir. Y además, no era para un trabajo al uso, no Señor, sino para unas prácticas que sí o sí tenía que hacer ya que el Master en Dirección de Recursos Humanos que cursaba en aquellos momentos así lo requería. 

Pues bien, fui citada en el despacho del jefe de Recursos Humanos de unos famosísimos grandes almacenes (sé que los estáis visualizando) en su sede bilbaína, y así fue como conocí a Mr. Simpatía, el apelativo con el que me he referido a semejante tipejo posteriormente, cuando he narrado a amigos y familiares nuestro funesto encuentro. Porque si sospechabais que el mote iba con sorna, felicidades, habéis acertado: el susodicho me pareció un ser amargado, prepotente, misógino y con escasa empatía desde que le estreché la mano con fuerza y le sonreí con amabilidad, esas cositas que a uno le enseñan que debe hacer nada más toparse con su entrevistador de trabajo. 

Aquel hombre era pura bilis. Se parecía a Niles Craine, el hermano del Frazier de la serie, pero en desangelado. Su rostro de mediana edad mostraba unos rasgos vulgares que de haber sido animados por un espíritu más juvenil, una personalidad más luminosa, estoy segura de que me habrían parecidos más agradables de ver. Nunca lo sabremos. 

Mr. Simpatía favorecido y con pajarraco en la testa


Y en este caso la primera impresión fue la que contó. 

Aunque durante toda la entrevista Mr. Simpatía estuvo acompañado de un poli bueno que probablemente rebajó su nivel de mal uva supina, me dejó claro que ni yo ni mi CV le gustábamos un pelo. Sus ojos apagados, de un color indescifrable, me decían en todo momento: "Niña boba y consentida, para qué carajo estudiaste tanta cosa diferente... Cuánta ínfula, cuánta pérdida de tiempo...". No le hizo gracia ni mi ristrita de premios literarios en la modalidad relato, hasta el punto de que me preguntó con cara de vómito inminente si lo que yo escribía era "cuentos infantiles". Ahogué una risa y le especifiqué que no, que eran relatos para adultos, y que solía tocar el género negro. Le caí aún mejor. 

Al final, cansado de escucharme enumerar estudios varios y trabajos de supervivencia y tras cerciorarse de que delante tenía a una soltera de treinta años, me soltó de todas las frases, LA FRASE: "¿Y tus padres aún no te han echado de casa?". 

JA, JA y JA, Mr. Simpatía. 

Y yo le respondí con un bochorno que él debería haber sentido tras pronunciar la última sílaba de su mezquindad: "Aún no, pero están a punto". El poli bueno bajó la cabeza. 

La entrevista terminó al de poco. Creo que sobra decir que no me escogieron para las prácticas, eligieron al otro candidato, un chico de 28 primaveras que vivía con su novia y cuyos estudios siempre habían ido por el mismo camino. 

Luego me enteré de que al poco de hacerme la entrevista, Mr. Simpatía se cogió la baja por paternidad. Toma ya... Qué tonta soy, de verdad. Me sigue sorprendiendo que algunas personas procreen cuando es algo tan natural, independientemente de tener personalidades asesinables. 

Y qué cosas, mira tu por dónde, luego varias personas me han hablado de Mr. Simpatía con idéntico tono de desagrado, una de ellas, una buena amiga que sí que pasó una entrevista con el brillante entrevistador aunque tuvo que aguantarle que le preguntara si estaba emancipada. Y aunque le respondió que no lo estaba a pesar de sus 31, no fue grosero. ¿Sería que aquél día le había dado al tipo un brote de humanidad y empatía temporal? ¿O que mi amiga (pobre de ella) le agradó cosa buena?

Mencionaré a otra amiga. La he conocido en mi actual trabajo. A ésta la trató aún peor que a mí. Ocurrió cuando la chica tenía 23 años y cometió el error de mandar su CV a estos grandes almacenes sin aplicar a nada en concreto, vamos, que estaba dispuesta a aceptar un curro de dependienta pese a su carrera universitaria. Pues en esta ocasión nuestro querido fantasma de las entrevistas pasadas se burló de ella por presentarse a trabajar "de lo que fuera" con sus estudios, le dio a entender que le estaba haciendo perder el tiempo, tachó su CV con una gran cruz roja, le preguntó en qué trabajaban sus padres, cuando mi amiga le contestó que su padre era ingeniero en la empresa X, Mr.Simparía le contestó que no tenía "ni puta idea" de qué era la empresa X, y cuando mi amiga, con miedo y turbación, se atrevió a decirle que no entendía para que le preguntaba esas cosas, Mr. Simpatía se mosqueó (vamos, que su nivel de mosqueo natural se elevó unos grados) y la echó de su despacho llamándola "listilla". 

Una joya de hombre, n'est pas?


"Es que tenía 23 años. Ahora no me voy sin decirle cuatro cosas...", opina mi amiga mirando al horizonte con ojos tristes. Y a mí me dan ganas de... Una locura. O no tan locura, como escribir a la dirección central de estos famosos grandes almacenes y hablarles del infraser que tienen en su centro de la Noble Villa de Bilbao. 

Porque sí, por si lo dudabais, el tipo sigue en su cargo. Lo he visto en Linkedin. 

Y para terminar, os contaré una cosa, una fantasía: aunque yo ya tenga trabajo voy a intentar que Mr. Simpatía me vuelva a entrevistar, sólo por verle la jeta de nuevo, y si lo consigo, no me hará falta el chándal amarillo canario ni la katana. Creedme que con mi experiencia y mi intolerancia absoluta hacia los CRETINOS CON PODER QUE APROVECHAN SU PODER PARA HACER DAÑO , voy a quedarme más a gusto y satisfecha que la Mamba Negra después de machacar a unas cuantas ratas traidoras. 

Ya os contaré. 

Sed felices y DEFENDEOS, por favor. 








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